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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Ahora que… En agradecimiento a Joaquín. Consecuencia del tiempo III

Ahora que escribo de vez en mes, ahora que estamos más lejos cada vez, ahora que ya no te busco, en algún rincón minúsculo de los bares de hoy. Ahora que me emborracho y no te encuentro, ahora que las despedidas son puertas abiertas de Alcalá, ahora que las canciones ya no nos hablan, y que los diarios solo imprimen ojalás. Ahora que los domingos caigo menos, ahora, que tus besos no envenenan, y mi piel ya no se deja estremecer de arrebato. Ahora que mi memoria me pierde fácilmente, ahora que “no mato por celos, ni mueres por mi.” Ahora que las noches no pesan y el verano no cesa, en el planeta del siempre quizás. Ahora que los somníferos no llenan el tarro, que hay olas por surfear; y que los cielos achican su distancia con el mar. Ahora que te beso y me despido, ahora que me desnudas y te vas. Ahora que puedo mirarte a los ojos y decirte, que te quiero, sin intereses por cobrar. Ahora que me desacostumbro de las buenas costumbres. Ahora, que la falta nos regala de sobra, ahora que l...

Absoluto silencio. Consecuencia del tiempo II

A veces te pienso y no duele. A veces te extraño y todo es silencio. A veces te miro y sigo, a veces te observo y todo es silencio. A veces sobrevuelo recuerdos, a veces me entierro en ellos... Y todo es silencio. Algunos lunes me puedo sostener, otros no aguanto más... Y todo es silencio. Las lunas de diciembre traen caos, y aun así... todo es silencio. Algunas veces cierro los ojos, otras descanso mientras puedo. No puedo escapar del silencio. Todo se resume en una pausa... La mañana se destiñe, se quedó sin fuerza; la esperanza y los miedos, comparten lo gris, otra vez. No te olvido y no quiero volverte a ver. Y pasa el domingo arrasando con todo. Dejando solamente... un absoluto silencio.

Tarde… como siempre. Consecuencia del tiempo I

Llegué tarde, como siempre… Y solo miro al espejo, cómo si pudiera ver a alguien. Ya no hay lugar para el café en la mañana y los abrazos pendientes tendrán que llenarse de polvo, una vez más.   Tan solo si hubiera tenido un poco más de coraje, quizá el destino hubiera estrechado mi mano... pero mi fama de cobarde no descansa. Volví y ya no estabas. Mis labios seguirán siendo del vino, mientras me confundo con alguien más.

El mar y sus devenires.

  Observaba la violencia del mar como si fuera algo ajeno… admiraba todos sus devenires, sus matices, su caos… Todas aquellas cosas que la tímida sabiduría, las noches y sus etcéteras no me enseñaron que también eran mías.   Admiraba todo lo superficial del mar, pero odiaba a las gaviotas que venían a llevarse lo negado, lo oculto, lo que no podía ver desde mis huellas… Hoy, ese recuerdo forma parte del camino, el océano hace retornar a los cuerpos, las aves se vuelven refugio y los domingos dejan, por fin, de doler tanto.