Una canción de odio sinsentido.

Me quitaste el silencio,
me robaste la esperanza;
tengo a mi corazón inquieto 
esperando el camión de mudanza.
En algún futuro incierto
te seguirán jodiendo mis andanzas;
y en el templo de San Pietro
A tus dioses... mis alabanzas.

Me gané el respeto de los internautas,
me agradecieron los desahuciados;
caminamos juntos la misma ruta
y han llorado conmigo, los desquiciados.
Formaron nuestras lágrimas las grutas,
donde descansan nuestros pecados.
El odio insiste con darnos de su fruta,
Para luego dejarnos abandonados.

Ya lo sé, te vi… vagando por la oscuridad;
porque allí nos sentimos cómodos,
porque nos reconocemos en su agresividad,
porque así nos escapamos de todo.
Por favor, no me odies con tanta liviandad,
ni me pidas que me lance de lleno al lodo.
Parte mis sueños, destrúyelos sin piedad...
Que si te tengo en frente, lo haría sin dudar.

Y me despido, de esta canción sin sentido;
que solo la escribo porque no estás.
Desearía hoy jamás haberte conocido.
Así sonarían de sol a sol las orquestas;
solo así, se callaría para siempre el ruido,
Invitaría a millones de personas a la fiesta
y a Dios le estaría eternamente agradecido.
Pero no fue así… olvidarte me cuesta.


Cada día un poco más.

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