El fin de semana.

 

Esta casa, esta vida que no es mía. El fin de semana ya no es autoría de la esperanza, nada es más divertido y expectante que la soledad... Nada más que habitar mi soledad.

Un lugar donde garúa fino la melancolía, emerge por todos lados. Y nadie entiende ¿Cómo salgo de ahí?

En alguna parte, perdura una pulsión terca que invita a seguir.

Los amigos se ríen y brindan por cosas que deben de brindar... Por cosas que van perdiendo el sentido, para mi.

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