Los cafés deberían abrir de madrugada en cada rincón del universo.
Martes 3:15am, no puedo dormir y no hay ni un café abierto en la ciudad. Debería haber una ley que los obligue a abrir durante la madrugada. ¡Bah! Quizá estoy siendo un poco extremo… Pero cuantas personas estaríamos agraciadas si eso sucede.
Imagino nada más;
las almas que sin dirigirse ni una palabra, miran a un costado y se sienten
acompañadas en horas donde todos somos vulnerables. En una mesa está un hombre
que acaba de ser echado de casa por su esposa e hijos, en otra una mujer pensando
en renunciar a su trabajo porque no la hace feliz… o simplemente una persona
que necesita escapar del infierno que a veces se aparece entre cuatro paredes.
Todos atraviesan
cosas distintas, por cosas muy diferentes… pero se miran y saben que ahí están,
que no están solos. El mozo los mira y ya sabe que va a pedir cada uno; el de
la mesa 6 por ejemplo, aparece solo una vez por semana entre las 2:40-3am, mal
peinado y somnoliento… se sienta y pide una lágrima, siempre en la mesa 6 que
da a la ventana de la calle, solo se sienta en ese lugar y no deja de mirar a
los vehículos que pasan frente la plaza.
Pocas veces suele
mirar hacia adentro del bar y ve a la mujer de la mesa 12 a punto de terminarse
una cerveza negra, a punto de pedirse otra: - “¡Salud!”- le dice a la
distancia y vuelve a mirar la calle. Me imagino también, que al muchacho de la
3, se le aparece (¡por fin!), el chico por el que se desvela todas las noches;
tan solo para decirle: - “¡Te amo! Olvidemos todo, volvamos a comenzar.” O encontrándome solo, tratando de olvidarte.
En fin, lo que
quiero decir, es que merecemos al menos esa compañía. Ya les advertí que estoy
exagerando bastante, así que me permito hacerles esta pregunta a los dueños de
los bares y cafeterías, con total impunidad: ¿Quiénes se creen ustedes para
dejarnos sin esa posibilidad?
Bueno, ahora sí, bajando
un poco y hablando enserio, deberían considerarlo; capaz crean que no sea
rentable, pero estoy seguro de que hay muchas personas como yo, en este momento.
Cada noche aparece gente nueva, con historias nuevas, esperando encontrar un
salvavidas en un café… Y en el silencio acompañado.
Comentarios
Publicar un comentario