El mar y sus devenires.

 Observaba la violencia del mar como si fuera algo ajeno… admiraba todos sus devenires, sus matices, su caos… Todas aquellas cosas que la tímida sabiduría, las noches y sus etcéteras no me enseñaron que también eran mías. 

Admiraba todo lo superficial del mar, pero odiaba a las gaviotas que venían a llevarse lo negado, lo oculto, lo que no podía ver desde mis huellas… Hoy, ese recuerdo forma parte del camino, el océano hace retornar a los cuerpos, las aves se vuelven refugio y los domingos dejan, por fin, de doler tanto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Muerte de Superman

Lo poco que escribo

El fin de semana.