Ya en casa, ¿y ahora?
Abro los ojos y estoy en mi casa; la heladera vacía, las mismas manchas sobre la pared y el mismo árbol que hace años dejó de crecer. Es mi hogar.
Y se avalancha el momento de tomar decisiones e incumbe la duda: ¿valió la pena el precio que tuve que pagar? La respuesta es no, ¿pero que se puede hacer?
Los errores no distinguen las intenciones y abrazan todo lo que pueden abarcar. ¿Podría yo abarcar sus consecuencias? Para responder se necesita del tiempo, y el nuestro nunca es estable. Pero digamos que si.
Miras el horizonte y todo se ve tranquilo. Quiero estar ahí, ¿pero cómo llego? Es lo más difícil de saber; en los mapas hay distintos caminos y ninguno es fácil. Por agua, por cielo o por tierra. Algunos dicen que llegar tampoco te da tranquilidad, ¿pero que se pierde?
Si caminas y te tropezas igual.
Levanto la mirada y estás vos... todo parece estar más cerca.
En ese momento los pájaros emprenden su viaje; y yo el mío. Intento seguirles el paso pero no puedo, nunca pude. Empiezo a temblar y quiero buscarte pero hay luchas a las qué hay que enfrentar solo.
Sé donde estoy y a donde quiero ir, sin embargo tomo riendas equivocadas. Me cruzo con otros en el camino y quiero ayudar pero me quedo callado, no quiero perder a nadie más.
Las ganas se agotan, pero abandonar no es opción. La pregunta es ¿hasta cuándo?
No es facil, muchas veces, sentirse identificado con sentimientos expresados en palabras ajenas a uno mismo, pero tengo que confesar que lograste que los sientiera como míos y meditara sobre ello. Muy bellas palabras, espero que sigas escribiendo y logres llegar a muchísima más gente
ResponderEliminarHola Dani! Me alegra muchísimo haber causado eso, uno sin querer lo intenta. Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer lo que escribo, enserio 🥺
ResponderEliminarExcelente escritos! Muy interesante y atrapante lectura. Felicitaciones Matías, hermoso don el tuyo! Éxitos!!
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