Otro jueves cobarde.
05:15 am. Me despierto confundido por un aroma que me resulta familiar, abro los ojos y entiendo que después de tanto aire victorioso, hoy me toca perder. El recuerdo me ganó esta vez. Miro a mi costado... hay tanto espacio en la cama, nunca me había quedado tan grande. Una vez que prendo el televisor, me despierto al ritmo de Dieguitos y Mafaldas... pero es otro jueves que no se deja besar. Prefiero el silencio. Con la cara empapada en vergüenza, me miro al espejo y no me reconozco. No sé bien si es algo bueno o malo, quien sabe, no tiene sentido pensarlo ahora. “Cierra la noche y el día, mi vida, para que todo sea nuestro...” resuena en mi mente mientras se consume el primer cigarrillo del día. Miro por la ventana y no hay nada ni nadie a quien culpar, nada más el frío esperando a desnudarme de este disfraz absurdo. La contienda es inevitable y se acerca, todo el mundo parece estar preparado. Menos yo, que estoy solo y despeinado, tomando una taza de café, b...