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Mostrando entradas de marzo, 2023

Mi phármakon.

Versos recuperados del 20-12-2017: Otra madrugada en la que me consumís. Otro domingo de marzo… todos los días. Sos lo más incomprensible y lo más lindo. Y, ¿hasta cuándo? Me pregunto, Si tengo miedo de no encontrar tus labios, si no llego a reflejar luz en tus ojos, si no pertenezco a tu memoria, si das tres pasos y no te alcanzo, si ni siquiera sé porque vos. ¿Por qué no quiero que sea otra? Me desespera… me agiganta, me quitas todo y me das esperanza, me alivias, me curas y me matas… (¡Mi phármakon!) No lo entiendo, pero no es la cuestión; no importan las preguntas, que siguen sin responderse, no importan las veces que tenga que buscarte, no importa la cobardía, ni los obstáculos, ni lo que la gente tenga para decir. Solo quiero encontrarte, que me quieras, sin importar el tiempo que nos lleve, si me queres para hoy, para mañana, solo para un rato… o para toda la vida.   Quiero correr el riesgo, de quererte ante todo… Y cometer...

Para nadie en particular.

Texto recuperado del 18-12-2018. Tanto tiempo sin verte, o de pensarte, sería lo mismo. Quizá por eso el impulso de escribirte, aunque no me leas… la duda viajera, sin piedad, atacó mis días desde que en mis oídos retumbó eso de los amores cobardes, de los que habla Silvio Rodríguez en “Óleo de una mujer con sombrero.” Ya me conoces y sigo siendo tan terco como antes, me resisto a la idea de haber sido una historia más, quedarnos con tanto por contar y tantas veces salvados por los recuerdos. Fueron meses difíciles, debo confesar que algunas noches dejé las luces encendidas y dejé todas las puertas abiertas… Esperándote, pero jamás llegaste. Hoy sentí que mi orgullo comenzó a recuperarse y puedo dejarte ir, por el bien de los dos. Seguramente me tomará más tiempo dejar de extrañarte y quererte como te quiero, pero entiendo que lo puedo hacer desde otro lugar. Y si de casualidad llegas a leer esto, me gustaría que sepas que, a pesar de mis errores, di lo mejor que pude dar… que no te ec...

No te dije que te quiero tantas veces como quise.

Esta casa vacía, de silencio abrumador, esta espina de árbol de miel, esta ausencia tuya encarnada en la piel, estas valijas con recuerdos del amor, estos perfumes olvidados por su comprador, este corazón enjaulado en barrotes de níquel… Estas cenizas húmedas del ayer.   Te hecho de menos, como ves. Te hecho de menos y nunca vuelves. Y se desdibujan nuestros sueños, ahora que ya no existe un después. Solo queda este marzo terco, que desea insistir con tanta fe.   No falta mucho para desprender nuestro último abrazo de mi cuerpo; solo me gustaría entender la necesidad de la distancia, de este insoportable invierno, la verdadera causa de este incendio.   Mientras aprendía a burlar cerrojos y a intentar ver desde los ojos, no me pude olvidar de lo que fuimos; ¿Quién pudiera, en su sano juicio,  olvidar tantos besos clandestinos? ¿Y borrar las fotos que resisten tanto tiempo al olvido?   Todo esto, para decirte...